Energía
Cómo Energizar el Motor Renovable del Sector Automotriz Mexicano
La industria automotriz Mexicana representó por sí sola 3.5% del PIB nacional y 18.9% del PIB manufacturero del país durante 2020, un catalizador de empleo que reúne 926,000 trabajadores. En este 2021, la máquina automotriz mexicana enfrenta un triple desafío: preparar la recuperación post-COVID-19; adaptarse al T-MEC en paralelo a los vientos de cambio de la industria automotriz estadounidense e insertarse plenamente a la transición energética, con un crecimiento sostenible y sustentable.
La dirección de la industria automotriz estadounidense y sus implicaciones para México
La industria automotriz de México y Estados Unidos están sumamente interconectadas. Cambios en las dinámicas de la industria americana generan un importante impacto en las compañías mexicanas. Estados Unidos oficialmente regresó a los Acuerdos de París en Febrero de 2021. Además, la actual administración está comprometida a impulsar créditos fiscales para la compra de vehículos eléctricos e instalar al menos 500,000 estaciones de carga adicionales y reemplazar la flotilla del gobierno por vehículos eléctricos, la cual acumula cerca de 400,000 unidades. Estas cifras entran en el plan anunciado de invertir US$2.25 billones en la transición a una economía basada en energía limpia para combatir el cambio climático.
En este contexto, la industria automotriz mexicana está llamada a adaptar su cadena de suministro y a profesionalizar sus trabajadores hacia el ensamble de vehículos eléctricos dado que, en los últimos 10 años, de los 223,459 vehículos que México fabricó y exportó en promedio entre 2011 y 2021, 79.3% se destinaron a Estados Unidos. La probada experiencia de empresas energéticas como Mitsui & Co. Power Americas, que trabajan en el desarrollo de una especialización alrededor de la cadena de valor de los vehículos eléctricos, se volverá imprescindible.
El Efecto T-MEC
Con su entrada en vigor el 1ro de Julio de 2020, el T-MEC cristalizó las nuevas reglas bajo las cuales el futuro de la industria automotriz a nivel Norteamérica iba a operar en adelante. El tratado implica tres nuevos retos para el sector: incremento de Valor de Contenido regional, origen de acero y aluminio en Norteamérica y Valor de Contenido Laboral.
El incumplimiento de alguno de estos tres requerimientos se traduciría en un arancel de 2.5% a las exportaciones de vehículos, lo cual impactaría significativamente los costos de manufactura vehicular, aunado a los gastos en mayores sueldos, cumplimiento en los materiales y los cambios de proveeduría inherentes al cabal cumplimiento del T-MEC. El análisis costo-beneficio de este cumplimiento debe incluir en paralelo un análisis del suministro energético requerido en el ensamble vehicular. Líderes de asociaciones automotrices de México evidenciaron que el sector está lidiando con sobrecostos en el suministro eléctrico de entre 23% y 54% a comparación de los costos energéticos de Estados Unidos. La migración hacia la figura de suministro calificado dentro del MEM representa una importante ventana de oportunidad en términos de un suministro eléctrico a base de energías limpias que permita aligerar la estructura de costos de la industria automotriz mexicana.
El papel del suministro calificado en el futuro del sector automotriz
Entre 2010 y 2020, la industria automotriz Mexicana incrementó su consumo energético en 74.5% dado su acelerado desarrollo. Frente a este desafío, las principales armadoras del país han tomado un ambicioso y decidido paso hacia el suministro energético mediante fuentes renovables. Sólo en 2020, Nissan México ha producido más de 1.6 millones de autos utilizando energías limpias; el 100% de la energía de Audi en México fue abastecida con fuentes renovables; Volkswagen ya suministra el 70% de su energía con renovables, por mencionar sólo algunos ejemplos
La industria automotriz mexicana requiere de un as bajo la manga para para lograr una pronta recuperación ante los efectos del COVID-19, encarar los desafíos inherentes al T-MEC y prepararse ante las aspiraciones en electromovilidad de Estados Unidos. Es aquí que el suministro calificado jugará un papel importante ya que permite que los usuarios calificados puedan contar con un portafolio diversificado de fuentes de energía limpias y sacar el máximo provecho de tarifas eléctricas competitivas.
De este modo, los actores de la industria podrán liberar recursos tradicionalmente destinados a su consumo energético para afilar su competitividad y prepararse para el cambio significativo inherente a cadenas de suministro, materiales y formación de personal calificado para atender la futura demanda de vehículos híbridos, eléctricos y hasta a base de hidrógeno, con los cuales ya se efectúan pruebas piloto en otros mercados.
Mitsui & Co. Power Americas y su Compromiso con la Industria Automotriz Mexicana
Mitsui & Co. Power Americas busca poner al servicio de la industria automotriz toda su experiencia y especialización en materia energética en aras a llevar al MEM a nuevos niveles de maduración. Mitsui & Co. Power Americas ofrece soluciones personalizadas para proporcionar ahorros en los costos de electricidad industriales como Suministrador Calificado. Asimismo, cuenta con un equipo especializado para la gestión de contratos de compraventa de energía (PPA) ante la CFE y compradores privados. Mitsui & Co. Power Americas pone a la disposición de los jugadores automotrices sobre toda la cadena de valor sus 10 años de experiencia en mercados eléctricos competitivos para gestionar la contabilidad, tesorería y finanzas de los proyectos de generación de sus clientes.
La ventaja comparativa de contar con un Suministrador Calificado con portafolio de generación eléctrica propio como Mitsui & Co. Power Americas yace en contar con una capacidad instalada de más de 3GW compuesto por diferentes tecnologías de generación para ofrecer un suministro continuo, seguro, confiable, limpio y costo-eficiente. No sólo eso, sino que puede acompañar a los empresarios automotrices que busquen contar con su generación propia mediante el desarrollo de proyectos a la medida, en sitio o a gran escala, ya sea en etapa greenfield como brownfield.